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¿Por que la gente ama las campañas y odia a los gobiernos?

Madre: Hija, ¡Como que haz vuelto con él! ¿Le darás otra oportunidad? Hija: ¡Madre yo te juro que él ya cambió! Lo veo más decidido esta vez, creo que ahora si va en serio.


El ser humano a lo largo del tiempo ha demostrado que dentro de su naturaleza se encuentra el deseo ferviente de confiar en algo que le prometa un futuro mejor. Es parte de nuestro mindset el anclarnos a ciertas ideas, principios, dogmas. Disfrutamos el aferrarnos a un ideal y la mayoría gusta de seguir a un líder.


La campaña es el momento idóneo en que todas estas condiciones se dan de forma natural. Durante una campaña existe un sinnúmero de mensajes que tratan de conquistar el inconsciente de la persona. Se habla de lo que uno puede llegar a convertirse si alguien es electo, se habla de lo que puede llegar a ser una ciudad, se habla de un sueño que puede transformar una realidad que no es tan atractiva, se habla siempre buscando emocionar y motivar la acción del ciudadano.


Durante los gobiernos, pareciese que quien resulta electo se le olvida como hablarle al ciudadano. Comienzan sus gestiones con mensajes institucionales, impersonales y que lejos de querer emocionar, empiezan a aburrir.


La comunicación de los candidatos electos comienza a convertirse en ese panorámico desapercibido que ves diario camino a tu trabajo pero que ya no te comunica nada, es parte del paisaje únicamente.


¿Entonces como gobernar y no morir en el intento?

- “Muy fácil, la campaña es permanente”


Todos los días el ciudadano debe saber de ti. No necesariamente sobre tu trabajo, sino sobre ti. Sobre tus impresiones personales, no sobre las institucionales.

Quiere saber tu opinión sobre un suceso cotidiano, quiere y tiene el morbo de poder etiquetarte como una persona con cierta personalidad. Lo peor que te puede pasar es que la gente no pueda encasillarte y seas gris ante la audiencia.


El ciudadano está de fiesta durante la campaña, pues puede opinar sobre todo, puede tener un juicio de valor sobre sus futuros líderes, pero apenas y concluye la época electoral, muchos candidatos electos cometen el error de hacerse grises y algunos hasta transparentes ante los ojos de la ciudadanía.


Si el objetivo tuyo es la reelección o aspirar a un nuevo puesto, no pases desapercibido. Trata de llamar la atención a toda costa.


La campaña debe ser permanente ya que la esperanza es lo último que muere.

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